lunes, 19 de mayo de 2014

Modelo costosiano de finanzas



..a menor costo mayor rentabilidad.

En un mercado hay, a saber, tres actores, estratégicos, que generan riquezas; la empresa, el agente productor y el trabajador. Estos necesitan, a la vez que procuran, producir al menor costo posible de cara a lograr mayores niveles de rentabilidad.

Generar riquezas, divisas y empleos productivos es el desafío permanente del mercado y sus actores, la empresa, los agentes productivos y el trabajador, si se quiere, a la vez que debe ser de y el interés, permanente y continuo, del Estado, y de su actor gerente, el gobierno.

Generar riquezas más que una misión, de Estado, es una hipótesis de trabajo cotidiana, un reto y un desafío de y en toda una sociedad que busca satisfacer y que esta llamada a suplir un conjunto de deseos y necesidades, propias, de sus fueros individuales y colectivos.

Del otro lado de la moneda (de la sociedad productora de riquezas) está el Estado, socio, obcecado en obtener ingresos, públicos, para saciar perfiles y niveles de gastos que, más que satisfacer sus crecientes deseos y necesidades, obstruyen y entorpecen el proceso de generación de riquezas, divisas, y empleos productivos, de parte de la empresa, los agentes productivos, y el trabajador, respectivamente.

Tal parece que empresas, agentes, trabajadores y el Estado son parte de un entramado con intereses desiguales, en paralelos, y contrarios por demás.

Se hace necesario, a raíz de la crisis financiera, de mercado, de las finanzas públicas y del déficit fiscal, creciente, que Estado y sociedad productora se encuentre en el estadio, del interés, común de generar, cada vez, mayores niveles de riquezas e ingresos respectivamente, sin que ambos tropiecen en la culpa ajena de la insolvencia, por un lado, y del reclamo de mayores niveles de participación en una riqueza diezmada por los crecientes costos y por los gastos imprevistos del Estado, y del estado de iliquidez provocado.

Como (¿?) crear más riquezas en el contexto de un estado de demanda, creciente, de ingresos públicos de parte el Estado, socio, sin mayores obstrucciones.

Pues de una sola manera, posible.

Una vez vistos los modelos administrativos fordista, taylorista, fayolista y toyotista, con perfiles más bien centrados en la organización y el factor productivo laboral, los primeros, desarrollados a finales del siglo xix y siglo xx, y uno más cercano a lo que debe ser un modelo productivo, el toyotista u ohnista hemos llegado a la triste conclusión de que no existe, en el mundo, un modelo productivo, per se, orientado y centrado y que tenga como ejes estratégicos el mercado, el Estado, la empresa, la producción, el mercado de consumo, y el costo de los factores productivos desde una perspectiva sistémica y holística.

Si como hemos visto hay y podemos articular un y el interés común, de parte de empresa, los agentes y los trabajadores y el Estado, en producir riquezas, divisas y empleos productivos, a la vez que servirse de ella, la riqueza, se hace más que necesario propiciar un clima favorable que integre y haga posibles los fines y propósitos, de ambos actores, en beneficio de la sociedad.

No es posible que los dos socios, interesados, se desvinculen y convivan ajenos al drama que los une y los afecta, en el contexto de un matrimonio llamado a corregir.

Pues bien, si aceptamos como válida la hipótesis de que "a menor costo mayor rentabilidad", se hace más que necesario entender y convenir que esta perspectiva, costosiana, ha de erigirse en el punto, deseado, de encuentro para nuestros actores socios de cara a replantear y construir un real modelo costosiano de mercado, productivo, y de finanzas publicas que llene las expectativas deseadas, de y por las partes, a la vez que permita crear las condiciones necesarias, por demás, que nos reclama el estadio del bienestar, desarrollo, y el progreso, individual y corporativos, de la sociedad contestaria del siglo xxi.

Pero, si fuere necesario llegar al estadio de una conclusión más convincente que la costosiana podemos argüir que nuestro modelo implica otros elementos importantes y estratégicos a saber.


El mercado, es el estado y el estadio del Estado.

Hoy día, más que ayer, se hace necesario priorizar el mercado ante todo y en todo modelo productivo. Desde esta perspectiva se requiere conocer y contratar, a futuro, la cantidad, calidad y precios de bienes transables a colocar durante un tiempo garante del propio mercado, conquistado.

El mercado es el primer eslabón de la cadena del modelo productivo, y la entidad que lo hace rentable y perdurable en el tiempo. Es la garantía de los actores productivos e institucionales, de la empresa, los agentes, el trabajador y el propio Estado.

El mercado es creado por, a la vez que crea, las condiciones objetivas y subjetivas, en la conjunción de actores y funciones, en la medida que erige y modela nuevos nichos, desde una perspectiva dialéctica generadora de sí, en una mismidad identitaria que lo conforta en y para el devenir presente..

El mercado es ante todo un modelo articulado para sí, y, en su perspectiva creadora, capaz de modelar su realidad creciente de demanda y oferta en una conjunción, en un verbo, en una acción, en un hecho que lo revela y lo releva cada vez creciente, demandante y creador de su propia realidad presente y futura.

El mercado es su propia garantía creada por su modelo holístico, riqueza creada, ofertada, demandada, consumida y atesorada en el acto, de mercado.
El mercado se releva, renovado, a sí mismo en su nicho creador.


El Estado es la realidad creada, a la vez que la crea.

El estado es el principal mercado, consumidor, y el mayor costo productivo, en adición a ser agente multiplicador y generador de las condiciones de mercado y del proceso creativo de riquezas.

Conforma, a la vez que es socio, la organización social, política, soberana y coercitiva, integrada por una conjunción de entidades tendentes a regular la naturaleza, vida, nacional de todos los actores sociales e institucionales que rige y rectoriza.

Desde esta perspectiva está dotado de la autoridad y potestad para erigir la norma rectora y directriz de la sociedad. El crea, el Estado, el modelo a la vez que modela su propia fisonomía y morfología funcional, organizacional, gerencial, patrimonial y financiera para perpetuar y sostener la sociedad que lo conforta y crea.

Esta complicidad rectora y gerencial lo lleva a propiciar el marco institucional garante del mercado, de sus actores, de su modelo y del logro de sus objetivos deseados de lo que este, el Estado, es socio y mayor consumidor.

Como (¿?) crea, el Estado, las condiciones para propiciar y garantizar el mercado y la generación de riquezas que a la vez consume.

Pues, bien.

Si el Estado es socio de quienes generan riquezas, y en modo ha de ser socio en procurar, crear y mejorar la formula, costosiana, para sentar las bases y condiciones permanentes del proceso productivo de riquezas.


Para lograr el estadio de las riquezas, el Estado, la empresa, el agente productivo y el trabajador tiene un estadio común donde apostar a un mejor presente. El costo decreciente.


Generar riquezas, es la apuesta de la empresa de la sociedad del siglo xxi.
La empresa es un actor de primer orden en el todo proceso o modelo productivo de cara al mercado. Ella es un cuasi mercado a la vez que es el principal actor en el reparto del largo metraje de la generación de riquezas, divisas y empleos productivos, en ingresos para el Estado, socio.

La empresa, desde esa realidad, es un actor a proteger, por su principal socio, el Estado creando las condiciones objetivas y subjetivas para deflactar el costo de los factores productivos de los bienes transables, y de cara a conquistar y a asegurar los mejores nichos y mercados para la producción nacional.

La empresa, de la sociedad del siglo xxi, cuenta con varios modelos administrativos, con la tecnología disponible en el mercado, la innovación y los recursos humanos necesarios para construir una marca país, competitiva, de cara al mercado internacional.

Costos, mercado, Estado, producción y consumo son actores sensibles e interconectados a la vez que partes de un matrimonio sin divorcio, condenados a mejor convivir en el estadio de la generación de riquezas corporativas.
Se requiere, pues, que empresa y Estado definan los ejes a modelar en un modelo creativo, costosiano, de cara a mejorar la producción de riquezas, divisas y empleos productivos.

Desde esa perspectiva se requiere articular un conjunto de políticas empresariales, innovadoras, de cara a redefinir los modelos de relaciones industriales, comerciales, laborales y de subcontrataciones, donde producir para un mercado seguro, y a bajo costos sean ejes, y estándares vinculantes en el tiempo.

El modelo costosiano de mercado, productivo y de finanzas publicas, apuesta por la reproducción del modelo a partir de modelo de la empresa, del mercado.
La riqueza crece y se multiplica a través el patrón y modelo de la empresa. Reproducir la empresa como modelo productivo es apostar al bienestar corporativo, al desarrollo y al progreso en sentido general.


La producción ha de ser el objeto de la empresa en la cadena y el modelo de riquezas.

La producción ha de estar entramada con y en la cadena de deseos y necesidades más sentidas de la sociedad y sus actores, los ciudadanos, la empresa, los agentes, el mercado y el propio Estado.

La producción mínima, y flexible para satisfacer un mercado (seguro) diverso y para estilos diferenciados bien puede ser parte y la clave del éxito, en adición a reproducir la eficiencia, la economicidad, la tecnología, y la innovación en el modelo productivo costosiano.
Esta perspectiva costosiana, holística, garantiza conjugar el todo y sus partes en la producción, en y el producto que la recrea.

Producir ha de ser una y la obsesión de la cadena, de los actores productivos, del mercado, del modelo, y del socio, el Estado.

Las características diferenciadas del clima, del factor tierra, del recurso humano, nuestra cultura, han de ser pilares de y en la ruta nueva hacia el estadio del bienestar, el desarrollo y el progreso.

La producción corporativa, dentro y en el contexto del mercado y de la empresa tiene que con contribuir a modelar el modelo costosiano productivo.
Producir es consumir, y consumir es un acto, el principio de toda creación de riquezas.


A menor costo mayor rentabilidad.

Para crear riquezas se requiere ante todo de un conjunto o serie de factores productivos, los que a su vez constituyen, sumados, el costo de producción de los bienes y servicios.

En principio, desde los clásicos, se consideraba que generar riquezas solo era posible a partir de los tres factores productivos, básicos; la tierra, el capital y el trabajo. Hoy día bien se reconoce el hecho de generar riquezas a partir de otros, nuevos, factores productivos toda vez que la teoría ha consagrado otros factores básicos como parte de la cadena productiva.

La empresa, el Estado, la tecnología y la innovación son parte, ya, de los nuevos factores productivos y a su vez útiles y necesarios para cualificar y cuantificar el costo moderno de producción.

El costo sigue siendo, hoy más que ayer, el factor clave y estratégico en la cadena productiva responsable de la generación de riquezas, divisas y empleos productivos. La hipótesis del presente trabajo lo revela y lo dice, todo: "a menor costo mayor rentabilidad".

En tal sentido que sea factor de interés singular replantear y erigir el presente modelo a partir del costo, pues el pasa a ser la categoría semántica más importante del paradigma productivo y de la producción, per se.

El costo es el horno y centro de la producción, del modelo costosiano, y en él tiene que centrar sus energías, su mirada, su accionar el Estado, en tanto socio de la cadena, de la organización productora, en principio, por razones de costo, eficiencia, efectividad y economicidad, y sobre todo por cuestiones de riquezas y de ingresos que son los ejes que más le interesan y preocupan al Estado, en todo caso.
Si bien cierto que es la empresa, en particular, la responsable de la gestión del proceso productivo, no es menos cierto que es tarea y responsabilidad del Estado definir y articular las políticas púbicas que bien pueden alterar la cadena de precios de un conjunto de elementos que entran en juego para definir los costos productivos finales.

Con respecto a reducir el costo del dinero sin bien es una decisión del mercado es bien conocido que a través de las políticas públicas el Estado incide en reducir el riesgo que afecta y sirve de referencia para definir los % de la tasa activa de interés en un momento dado.

Compete al Estado, tal como hemos señalado en el contexto del presente trabajo, declarar de alto interés público la titulación de la propiedad privada, con carácter obligatorio, pues con ello colabora en la dirección deseada y correcta de reducir el riesgo bancario.

De igual manera el Estado, vía el Ministerio de Agricultura y el Ministerio de Relaciones Exteriores, bien puede colaborar en conquistar nuevos mercados, bajo la modalidad contrato a futuro, para la producción nacional.

La titulación de la propiedad, mercado seguro, menor costo, un moderno modelo organizacional empresarial y un sistema productivo eficiente son motivos y razones más que suficientes para reducir a su mínima expresión el riesgo bancario y por vía de consecuencia reducir el costo del dinero, reflejado una tasa de interés competitiva entre un rango, escala, de un 6% y un 12% respectivamente.

Costo decreciente es, más que apuesta, un compromiso de parte la empresa y del Estado de cara hacia la búsqueda de formulas, permanentes, para garantizar reducciones en los costos de los factores productivos cada vez mas..
Esta filosofía, de mejora continua y permanente, es nodal y puntera de cara a mejorar la gestión de la empresa nacional y el propio Estado de cara al mercado en el marco de una sociedad abierta y sin fronteras cada vez mas..
Ahora bien, como llegar a deflactar el costo de los factores de los bienes transables del mercado interno, de cara a crear y mejorar la rentabilidad de las empresas, los agentes y los trabajadores.

Sencillo.

Lo primero es identificar los factores que más inciden en el costo de los bienes que genera el mercado. Elijamos uno, el dinero.

Costo del dinero

Como (¿?) reducir el costo del dinero sin afectar la rentabilidad de la banca.

Riesgo bancario

El costo del dinero depende del riesgo bancario.
Y el riesgo bancario depende a su vez de la titulación de la propiedad, de mercado seguro para los bienes transables, de la rentabilidad de las empresas, y los agentes del mercado, de la innovación y la tecnología del proceso productivo corporativo, entre otros elementos a considerar.

En tal sentido se hace necesaria la presencia del Estado para diseñar e implementar un conjunto de políticas públicas tendentes a facilitar y hacer obligatorio la titulación de la propiedad en el menor tiempo posible y al menor costo.

Una vez creadas las condiciones para reducir el riesgo bancario el Estado debe dar un segundo pasa en la dirección correcta y es la de reducir y/o fijar la tasa cero para el coeficiente de caja o encaje legal, en virtud de la banca nacional es lo suficiente madura como para gerenciar su vida bancaria desde esta nueva perspectiva.

Reducir o eliminar el coeficiente de caja coloca o libera una masa monetaria, considerable, en el mercado y para que esta no cree distorsiones mayores el modelo costosiano sugiere establecer una tasa activa de interés, flexible, minina de 6 %, y una no mayor de un 12% para la banca prestar a los productores agropecuarios, a los industriales, al sector hotelero, a la artesanía, a la metalmecánica, al sector de la construcción, a los proyectos de energías alternativas, y a la pesca entre otros sectores de interés general para el mercado.

La tarifa tributaria

La administración tributaria desconoce los hechos que graba el sistema tributario dominicano.

Otro de los elementos que incide en el costo de producción de las empresas, es el relativo a la tarifa tributaria, y más cuando en el caso nuestro la política fiscal ha tenido que recurrir a los pasivos financieros, en este caso recursos externos, para la formulación de los presupuestos públicos, durante las últimas dos décadas (tomadas como referentes para los fines de la presente propuesta).
Un presupuesto público financiado toda vez con recursos externos nos revela cierta dificultades burocráticas a saber y conocidas en el marco de los estudios, y de cara a los estudiosos de la problemática fiscal, tributaria y presupuestaria del país.

De acuerdo a un estudio, fiscal tributario, la erosión tributaria, durante los la última década, está por encima del 40%.

Para el año 2010 el Estado dejo de recibir una suma superior a los 115,1 mil millones de pesos por concepto de erosión tributaria tomando como base y muestra a los seis (6) tributos, que representan el 76,1% de los ingresos tributarios.
Esta situación contrasta con los recursos externos tomados para financiar el presupuesto público del 2010, por más de 80 mil millones de pesos.
Los ingresos públicos dejado de recibir por el Estado durante las dos últimas décadas es más que suficiente para financiar los presupuestos públicos, referidos a la serie, con recursos propios, y sin la necesidad de recurrir a los pasivos financieros, recursos externos por demás.

El Estado bien puede recibir mayores niveles de ingresos sin la necesidad de crear nuevos impuestos y sin la necesidad de aumentar las tasas de los ya existente.
Nuevos impuestos, en el marco de una reforma tributaria, para financiar un déficit que bien puede ser suplido por la vía de la eficiencia de los sistemas administrativos, vinculados a la administración tributaria, resulta innecesario, y perturbador al mercado, a la vez que incrementa los niveles del costo de los factores productivos de los bienes y servicios que genera el mercado interno.
No es posible explicar, en un mismo contexto, el hecho de que el PBI haya crecido y que algunos sectores hayan crecidos, en tanto este crecimiento no se traduzca en un incremento de la recaudación tributaria, y por vía de consecuencia en una reducción del déficit fiscal, presupuestario.

Hay un divorcio gerencial y una sinergia impropia entre el PBI, los niveles de erosión tributaria, el déficit fiscal presupuestario, y la propia recaudación de los ingresos públicos.

La tarifa tributaria ha de servir para financiar el presupuesto público, y no para reducir el capital de trabajo de la empresa, e incrementar el costo de producción de la misma.

En tal sentido, se hace más que necesario perfilar y modelar una estructura tributaria orientada a deflactar los costos de la empresa, y permitir, por vía de consecuencia, mejorar la tan anhelada y esperada rentabilidad empresarial en sentido general.

Bajar, en tal sentido, a un 15% el impuesto sobre la renta, a la vez que eliminar las exenciones, bien puede contribuir a reducir la erosión tributaria y a mejorar la rentabilidad empresarial y en consecuencia incrementar los ingresos públicos, de igual manera reducir el Itbis a un 8%, e eliminar las exenciones.

A mayores niveles de impuestos más erosión tributaria, mayores niveles de costos y menos rentabilidad empresarial.

Otros impuestos merecen ser estudiados con respecto a sus niveles de rentabilidad tributaria respecto al costo de administración de los mismos, en tanto otros han de ser eliminados en virtud de sus niveles de ingresos son inferiores al costo de administrarlos.

La tarifa eléctrica

Un factor de costo que roba rentabilidad al mercado es la tarifa eléctrica, toda vez que es una de las más caras en toda América.
Una vez reducido o eliminado el riesgo bancario y por vía de consecuencia reducir la tasa activa de interés a la vez que situarla por el orden del 8% o el 10% la segunda medida es revertir el costo de la tarifa eléctrica al favorecer proyectos de energías alternativas financiados con dinero más barato.

El insoportable costo de la tarifa eléctrica ha sacado a cientos de micros y péquenos empresarios del mercado, y contribuido, por igual, a reducir el consumo vinculante y traslativo en la cadena de valor agregado del comercio, y de la industria.

Ir por la energía eólica, mareomotriz y solar, entre otras alternativas, colocando a la vez parte de la masa monetaria pasiva a una tasa competitiva de un 6% o un 8% bien puede cambiar el curso y la suerte de la historia del mercado.
El modelo costosiano apuesta por sabiduría madura de la prisa.

La masa monetaria pasiva en el sistema monetaria sobre pasa los 100 mil millones de pesos, dinero suficiente para encadenar el modelo costosiano a los ejes pasivos del desarrollo que bien esperan por una ruptura del orden y de modelo.

Otros costos menores

Otros costos menores bien pueden ser incorporados a la cadena del modelo a partir del desarrollo e incorporación de tecnología de punta a la producción agropecuaria, industrial, y la pesca entre otras áreas del mercado.


Mercado
El Estado
La empresa
La producción
Costo decreciente

Sistemas y propuestas en que se apoya el modelo

Sistema de codificación patrimonial, sectorial, del mercado
Sistema integral tributario para el desarrollo
Bancarización de los ingresos públicos

Nota: el presente trabajo parte de
un estudio que establece la erosión tributaria en más de un 40%
la serie de presupuestos públicos financiados con recursos externos (1989 – 2010) que por razones de espacio no se anexa
de varios artículos del autor sobre la escasez, objeto de la economía, la crisis financiera se incuba en el modelo de finanzas publicas del Estado moderno
el estadio del Estado


Bibliografía consultada

Wikipedia, modelos fordista, taylorista, fayolista, y toyotista
Adam Smith, la riqueza de las naciones
David RicardoPrincipios de economía política y tributación
Thomas Robert MalthusEnsayo sobre el principio de la población
Milton Friedman, La economía monetaria
Política tributaria como instrumento del desarrollo, documento OEA, BID, DM, FMI
Serie de presupuestos públicos dominicanos 1989 – 2010


Miguel Ángel Severino




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