Si bien es cierto que al Estado dominicano le faltan tres décadas para
arribar a su segundo centenario de vida republicana, con altos y bajos, no es
menos cierto que nuestra vida democrática, joven, padece de quebrantos y de un
distonía endémica en términos histórico desde su propia perspectiva
institucional, por demás.
Nuestro subdesarrollo es plural, horizontal y de carácter musgoniano y
mustiano, toda vez que no hemos podido alzar vuelo, hacia y el estadio del
desarrollo como pueblo, y como nación,
de entrada al siglo xxi y ante las
narices del proceso de crecimiento y complejidad experimentado, a nivel nacional e internacional, por el sector
público, el sector privado, el mercado,
la ciencia, la tecnología, y las teorías (de sistemas) vinculadas a las
finanzas y a la propia administración pública, en sentido general.
Por un lado, la deuda social del Estado y los gobiernos dominicanos (para
con el pueblo) es enorme, lo que ha provocado un pasivo, publico, que ha hecho
de la nación una empresa en bancarrota (en términos de déficits presupuestarios),
con un aparato productivo rezagado y afectado por el incremento del costo de
los factores de producción de los bienes y servicios, de factura local, lo que
a su vez reduce la capacidad de generación de riquezas, divisas, y empleos
productivos.
La escasa creación de empleos productivos conduce a una contracción del consumo, factor
estratégico de la cadena de riqueza, bienestar, desarrollo y el progreso
individual y corporativo, tan anhelado como esperado.
La situación
precedente, unida al hecho de que el
Estado ha dejado de recibir más de 500 mil millones por concepto de erosión
tributaria, durante las últimas dos décadas, es harto reveladora de que estamos
ante una crisis política y administrativa (integral) del sistema de gestión de
finanzas publicas, y del propio aparato burocrático del Estado y del modelo de liderazgo
político partidario de la nación…
Tal parece que el país no avanza, como nación, en la
dirección deseada.
Es indudable, por lo tano, que estamos ante un reto y
un desafío sin precedentes en la historia republicana dominicana.
Pero, aun
nos queda por referir la problemática de
la inseguridad ciudadana, jurídica, patrimonial y de mercado, la inversión
de valores como consecuencia de
la abstinencia moral ciudadana que afecta a amplios sectores de la vida
nacional, y las cada vez más abundantes denuncias actos de corrupción pública,
entre otros.
Ante esta
situación que (¿?) hacer de cara a enfrentar, con energías y con aciertos, los retos
y desafíos del presente..
Se nos
ocurre, entre otras cosas, sugerir lo siguiente:
Crear una
escuela nacional de formación, propedéutica, con rango universitario (con
carácter obligatorio) para forjar el liderazgo gremial, laboral, comunitario,
comercial, empresarial, industrial, cultural, deportivo, legislativo,
municipal, político partidario, administrativo, con un perfil centrado en
valores morales, ciudadanos, acorde con los paradigmas de la sociedad del siglo
xxi.
La referida
escuela ha de modelar un programa propedéutico en teoría política (partidaria),
finanzas publicas, gestión del desarrollo, derecho constitucional, formación de
leyes, administración municipal, formulación de proyectos de inversiones, ética
pública y moral ciudadana, entre otras asignaturas a considerar a los
propósitos de formar y construir una nueva sociedad gobernante, comprometida
con alcanzar en el corto y mediano plazo el tan anhelado y esperado proceso
integral de desarrollo del país.
El curso superior de propedéutica,
de carácter obligatorio, en teoría política y gestión del desarrollo, ha de
tener una duración no menor de dos anos académicos, dirigido a los consejos
directivos de los clubes,
asociaciones, federaciones, la
alta dirección política partidaria, el alto mando militar y policial, los
diáconos, pastores, obispos, y la alta jerarquía de la iglesia católica y
protestante, entre otros sectores y entidades de carácter público, privado, con
o sin fines de lucro.
Una comisión
integrada por las universidades del país, el consejo nacional de la empresa
privada, los gremios de profesionales, el
liderazgo laboral, la iglesia (católica y protestante), los clubes, los
partidos, el congreso y la federación dominicana de municipios deberán
presentar, a la nación, un proyecto de Ley para instituir el sistema
propedéutico de gestión del liderazgo social, político, e institucional del
país en un plazo no mayor de seis (meses), a fin de que pueda entrar en
funciones para enero del 2012.
De esta
manera el país daría un salto cualitativo en el marco de las expectativas y reclamos de la sociedad del
siglo xxi que reclama, voz en cuello, los cambios de paradigmas, modelos y un
conjunto de valores éticos y morales, con
el deliberado propósito de correr tras el derrotero y hacia el estadio del desarrollo participativo e
incluyente de toda la nacional en su conjunto.
Nos urge,
como nación, construir el nuevo modelo y la propia arquitectura funcional,
organizacional, gerencial y operativa institucional del país, de cara a la
sociedad contestaría y del conocimiento, del siglo xxi.
Una
propedéutica para la nación, es nuestro próximo desafío como sociedad…
Miguel Ángel
Severino
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