miércoles, 7 de mayo de 2014

liderazgo, poder y el derecho en la evolución del Estado..


Liderazgo, poder y derecho constituyen los ejes transversales, del pensamiento y la teoría, de la democracia triangulada, pensados como respuesta a la crisis social, ética y moral política e ideológica, y programática que sacude a la sociedad, al Estado, al gobierno, a la democracia misma y sobre todo al sistema de partido. Llegamos a una inflexión, del modelo partidario, donde nadie parece acertar e interesado, estar, en apostar por una salida inteligente.

La crisis del modelo reside, entre otros factores no menos importantes, en la ecuación, binomio, central  de la democracia tradicional, la cual gira alrededor de dos conceptos a superar; victoria versus derrota, ganador versus perdedor. Esta perspectiva a la vez que reduce, a su mínima expresión, confiere el proceso de gestión burocrático, el ejercicio del Poder,  a un solo actor el ganador.

Esta situación nos orienta hacia …el objetivo programático de abrir el estadio del desarrollo al concierto de voces, al liderazgo pleno de las distintas fuerzas políticas y sociales. Esto  no ha sido posible por el modelo democrático que otorga pleno poderes  y derechos a la fuerza ganadora, para conducir los destinos de una nación, en franco perjuicio de un alto % de la población integrada en las entidades políticas perdedoras en las distintas contiendas electorales. El Partido que gana asume el control y toda la responsabilidad de gobernar.

Sin embargo, hoy más que ayer se hace necesario cambiar la pagina y pasar la ecuación, del modelo partidario, de un solo ganador a una propuesta plural, abierta e incluyente. El modelo de un único partido nos ha ido alejando del estadio del desarrollo, a la vez que ha sido un factor promotor de la crisis permanente del sistema y del modelo.

El siglo xxi pauta a la vez que trae consigo una tendencia muy marcada en la apertura en favor del dialogo,  la colaboración,  las alianzas, los acuerdos, y las sinergias..

Si queremos apostar por recuperar la credibilidad de los partidos, y del propio sistema democrático, y sobre todo renovar la esperanza, se hace necesario e impostergable quebrar el paradigma, del pasado, en tanto triangular el  modelo de gestión pública  incorporando en la conducción del Estado al y el liderazgo erigido en un eje función poder del Estado, en el contexto del propio Poder, y el derecho.

Esta nueva relación de poder, que erige la democracia triangulada, entramada al liderazgo, al poder y al derecho,  oferta a los ciudadanos  una más amplia y diversidad de opciones en un contexto democrático y moral concentrado y coherente, incluyente, abierto y garante de la participación de todas las fuerzas sociales, políticas con barniz electoral.

La democracia ha pecado de olvido, inocente, y privado a los ciudadanos de otras, distintas, opciones, ideales, conceptos, actores y/u opciones en términos  no solo de elección sino, por igual, de gestión al frente de los destinos nacionales. El modelo democrático vigente a todas luces es responsable de los altos niveles de abstención como resultado del proceso de deterioro de la confianza, perdida, cada vez más presente de y en el elector.

La sociedad reclama más colaboración, sinergias, alianzas, mas globalización, si vale el termino, en y desde la conducción del Estado / Gobierno. Es hora de decirle no a la fragmentación social y política.

Hemos perdido, como nación,  muchos recursos y valores, sobre todo la capacidad creativa de y la propia sede constituye, el ideario  y la conciencia popular con el proceso convencional del sistema partidario centrado en un ganador único y determinante.

Hoy más que nunca se hace más que necesario propiciar el salto hacia el estadio evolutivo, del Estado moderno, encarnado en una transformación, no radical, de los partidos y de la forma y manera del ejercicio político a partir de un renovado liderazgo entramado al Poder,  sustentado en el derecho y en la legitimidad de una sociedad que lo reclama paradigma e instrumento del desarrollo territorial incluyente y sustentado en un amplio programa de generación de riquezas, divisas, ingresos y empleos productivos.

El Estado del siglo xxi se erige en la nueva relación, de sinergia, holística  y dialéctica entre el liderazgo, el poder y el derecho.  Sobre  todo en un liderazgo horizontal de amplio espectro en términos de participación del concierto de las fuerzas partidarias que lo sustentan y lo hacen posible en una relación de poder y de derecho que dan al Poder y al derecho la matriz jurídica y de gestión en el contexto de un proceso de transformación del poder, el derecho y el liderazgo, que desde una lógica jurídica lo compromete al respeto.

En la democracia triangulada hay un nuevo modelo de participar, de ganar y gobernar entre las distintas fuerzas políticas partidarias que dan sentido y matiz a la democracia en un Estado que evoluciona por vez primera y que no desprecia al ciudadano ni a la organización política, sobre todo a aquella que ha merecido el valor, el patrimonio de su voto.

Evolucionar, es el reclamo democrático del presente..


Miguel Angel Severino Rodríguez



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