El capital
es uno de los factores productivos, clásicos, (tierra, capital y trabajo) que
dio origen a una idiología, a una ideología (capitalismo), y a un sistema de
mercado, capitalista, por demás.
En ese contexto
los clásicos, teóricos del mercado, denominados “economistas”, consideraron que
dichos factores (tierra, capital y trabajo) eran más que necesarios para el
funcionamiento de la empresa, vista desde la perspectiva de la dinámica
centrada en la producción de bienes y servicios de cara al mercado.
Es en la
sociedad, de la Inglaterra, del siglo xviii, integrada por tres clases
sociales, diferenciadas a la vez: la aristocracia, propietaria y dueña de la
tierra, la burguesía, dueña del capital, y los trabajadores, actores del
proceso de gestión empresarial, donde se construye y da origen a la decadente
teoría económica, clásica, del mercado.
Para aquella
sociedad y ocasión los factores productivos se interconectaban con la
plataforma social y dinámica del mercado de la época. La aristocracia, y la
burguesía justificaban sus ingresos como resultado de la retribución de los
factores que poseían y que por igual destinaban a la faena productiva,
respectivamente.
Esta
realidad, histórica por demás, ha perdido espacio y actualidad no solo en lo
que respecta a los factores productivos, sino más bien por la movilidad social
desatada desde aquel entonces, la Inglaterra del siglo xviii, hasta nuestros y
más que por dos vitales y centrales razones: la primera es que la
estructuración socio comercial y empresarial ha dado un salto cualitativo, y la
segunda porque hoy son más los factores estratégicos que reclama, para sí, el
cuadro y el drama de la producción de bienes y servicios.
Hoy los
actores sociales son más diversos a la vez que han sido relegados, de la
dinámica comercial, la aristocracia y la burguesía, para dar paso a una
diversidad social interesada y actriz del libreto de reparto de la producción
de bienes y servicios. El proceso productivo factura una mayor cantidad de
bienes y servicios, los que son elaborados con otros y diversos factores
determinados a la vez por la dinámica social vigente y dado por el proceso de
crecimiento y complejidad experimentado por la sociedad, el sector privado, el
sector público, el mercado, la ciencia y la tecnología, así como una nueva
estructura y jerarquía de las necesidades sociales, institucionales y humanas.
Los clásicos
fueron partidarios de la creencia de que para crecer, y producir más, solo era
necesario y más que suficiente el hecho de sumar mayores cantidad de los
factores productivos disponibles, trabajo y capital.
Es evidente
entender que ellos, los clásicos, dieron al factor capital, dada la
importancia estratégica y hegemónica de la burguesía de la Inglaterra del siglo
xviii, la principalía del mercado y lo erigieron en paradigma histórico del
proceso productivo, teórico, doctrinal, ideológico y filosófico a la vez.
Esto viene
dado y al caso por el hecho de que para el siglo xvii, de John Locke, la burguesía
aliada al sector de la clase media profesional e intelectual en una alianza
dominante, iniciara el proceso de dominación y superación con respecto a la
aristocracia más cercana a la monarquía y bendecida y protegida por la iglesia.
Aquella
ruptura, que da paso en el siglo xviii a la ilustración, ilustra bien el cambio
de paradigma de la aristocracia a la burguesía (comercial e intelectual) que
dan el parto feliz de la emancipación del factor productivo del capital al
erigirlo como eje de una nueva ideología, el capitalismo, y de un nuevo sistema
de mercado, capitalista, que entra al siglo xxi un tanto rezagado, depreciado
en términos teóricos y que se prepara para dar paso al siguiente paradigma, el
de la riqueza y/o la produciología, desde la perspectiva de un mercado global,
universal, abierto y sin fronteras, donde el uso intensivo de los factores
tecnológicos marca el día a día en la nueva ruta del comercio, sin fronteras.
El capital
no fue escogido al azar como ruptura social e ideológica. Fue todo un acto de
cortesía bien pensado y mejor articulado por la sociedad dominante de inicio
del siglo xviii y por la intelectualidad que le sirvió de soporte teórico,
académico y científico e ideológico.
La sociedad
del siglo xxi asiste, sin ser convocada, al parto y a la construcción de un
nuevo paradigma a nivel doctrinal, teórico, ideológico y filosófico en calidad
de sustentación y soporte del sistema de mercado que los nuevos actores
sociales recelen a la vez que reclaman.
Cuáles son
esos factores nuevos productivos? Cuáles son esas nuevas clases sociales que
reclaman para sí la paternidad de una nueva ideología y de un nuevo sistema de
mercado ¿?
Cual será el
factor productivo que va a sustituir a el capital en calidad eje de la
ideología y del sistema de mercado del presente, porvenir?
Hablaremos
de eso, en una nueva entrega.
Miguel Ángel Severino
Rodríguez
No hay comentarios:
Publicar un comentario