No hay posibilidad de superar el
estadio de la pobreza, tan presente, en tanto caminar hacia un real proceso de generación
de riquezas, divisas, ingresos y empleos productivos, sino no hay ruptura del y
con el modelo de finanzas públicas actual.
Los gobiernos de turnos han tenido como
prioridad, en términos fiscal, recaudar ingresos
a costa de los actores que generan riqueza (la empresa y el empleo productivo)
sin parar en el daño que causa el modelo fiscal al aparato productivo.
En ese contexto cabe preguntar cómo (?)
recaudar ingresos públicos en un mercado integrado por empresas que operan con
altos niveles de precios respecto a los factores productivos que intervienen en
su proceso de generación de bienes y servicios..
Como (¿) puede ser rentable el
sector privado (el comercial, la industria, el turismo, la agropecuaria, energético,
de servicio) si tiene que pagar una alta tasa de interés bancario, altos
precios de los combustibles, y sobre
todo tener que soportar una entramada estructura tributaria con niveles (
promedios impositivos) por encima del 50%,
sumados todos entre sí.
Ante este cuadro en menos de tres años
el sector privado (micro, pequeña y mediana empresa) ha de iniciar un ciclo
recesivo, de quiebra, por efecto de una política de finanzas publicas contraria
al desarrollo, y fiscalista por demás sin precedente en la historia nacional, y
de la región.
Ojo al Cristo que es de cera!
Lo anterior no es todo, pues, a esta
problemática hay que sumar el riesgo mercado que viene dado por la falta de titulación
de la tierra (municipal, reforma agraria, comunera). Más del 80% de las tierras
dedicadas a la agropecuaria carece o tiene titulo falso. Pero, igual sucede con
la tierra urbana y suburbana de la municipalidad del país y sobre todo de la
Macro Región Higüey, que es propiedad o de bienes nacionales, la reforma
agraria o el Consejo Estatal del Azúcar.
Si a lo anterior sumamos la falta de
mercado, seguro, para la producción local, podemos afirmar, sin temor a
equivocarnos, que estamos en un punto de inflexión del quiebre en masas, de la
ruina, del sector productivo y de la industria nacional. El modelo carga consigo la quiebra en serie del
mercado local, y la deserción de la inversión y los inversionistas extranjeros.
El sector productivo no puede lograr supervivir
con un cuadro, tan adverso en materia de finanzas publicas, caracterizado por
una política, permanente desde la década de los ochentas, de recurrir a los
pasivos financieros para homologar los ingresos deficitarios respecto a los
gastos excesivos en cada ejercicio fiscal. Hemos llegado a tener pasivos
financieros por encima del orden de los 150 mil millones de pesos, como
promedio, en la última década.
Un nación con más de 50% de su población vestida de pobreza, y con
una clase media convertida en pobre, no
está en condiciones de financiar un Estado, un gobierno, con un presupuesto público
tan elevado, y sobre todo con compromisos de gastos institucionales,
corrientes, improductivos y duplicados e ineficientes.
En materia de política fiscal, y
sobre todo de gasto público, se hace necesario tirar lastre al mar antes del naufragio.
En tal sentido sugerimos cerrar, eliminar, la Cámara de Diputados, en tanto
dedicar parte de los recursos ahorrados para financiar el plan nacional de titulación
de la tierra municipal, suburbana y urbana, la tierra de la reforma agraria, la
tierra comunera y sobre todo la tierra dedicada a la agropecuaria, a la
industria inmobiliaria y el sector turístico.
El plan de reingeniería y reducción del
gasto público, a lo racional, bien puede agendar la eliminación de los
Ministerios de la Juventud y de la Mujer. Fusionar, en el Ministerio de Obras
Publicas, la Osoe, el Invi e integrar en
todas las oficinas de Ingeniería de cada Ministerio.
En el plano de la seguridad
nacional y ciudadana se hace necesario
dividir la policía nacional en tres departamentos: Policía Técnica, adscrita a
la Justicia, la Policía Ciudadana adscrita
a la municipalidad, y la Policía Rural, adscrita al Ejercito Nacional para dar protección
y seguridad al hombre del campo y al sector productivo.
En cuanto a el Ejercito Nacional sugerimos
crear el Ejercito de la Zona Fronteriza, dejando a la Marina de Guerra la cuida del mar, la Aviación Dominicana quedaría reducida
a las tareas de protección del espacio aéreo y dar soporte al ejército en la
frontera, a la policía urbana y rural y a la marina de guerra. Siempre llevando
sus estructuras a lo necesario y útil...
por otro lado se impone eliminar el Instituto
Agrario Dominicano, IAD, y el Consejo Estatal del Azúcar. El primero, el IAD,
se ha convertido en una inmobiliaria y tenencia de tierras improductivas. Su razón
de ser, en el contexto de la Alianza para el progreso, ha desaparecido. Hoy días
es un estorbo, una retranca para la producción agropecuaria nacional. El Consejo
Estatal del Azúcar, ni es estatal ni produce azúcar, ni bueyes para el transporte. Es
una carga para el Estado, por demás.
Se hunde el barco y la nación entera,
la esperanza y el porvenir presente.
Miguel Angel Severino Rodríguez
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