domingo, 10 de agosto de 2014

el Senado Territorial..

No hay nada menos cierto que pretender entender que el Senador pertenece a la provincia, que, esta, lo designa a través del voto ciudadano mayoritario y lo consagra Senador de la Republica, por demás, conforme a lo establecido por la Constitución Política del Estado, dominicano, en este caso.

Y es todo cierto, el hecho, que el Senador es senador de la Republica, y sobre todo su ejercicio  lo consagra lejos, ajeno, y divorciado de los intereses de las cadenas de valor entramadas al desarrollo territorial en donde es electo a la vez de ser su ‘’representante’’.

Y, si bien es cierto que el modelo y el sistema de finanzas públicas, el sistema presupuestario y fiscal, respectivamente,  divorcian al territorio del sistema de planificación en inversión pública, no es menos cierto que el Senador, del territorio, en cada provincia, ignora los vicios y ventajas del modelo presupuestario,  a la vez que no ha sido posible, para el Senador, formular los cambios que requiere el modelo de cara a hacerlo funcional, operativo e incluyente, desde la perspectiva de la agenda y la estrategia del desarrollo municipal, provincial y regional.

En un caso alarmante, y casi subrepticio, el presupuesto público, en un alto porcentaje, se ocupa de las grandes obras, de relumbrón, a la vez que no coloca en la agenda de las macros finanzas  la deuda, y el pago de la misma, del Estado y contraída respecto al aporte, ciudadano, al producto interno bruto, bruto por interno.

Otra herida, filtro ajeno y perjudicial en contra del territorio, lo constituye el ciclo presupuestario, el cual consta de las fases de formulación, discusión, aprobación, ejecución, seguimiento y evaluación presupuestaria. El modelo presupuestario se da en el compartimiento estanco de la gerencia administrativa de cada ministerio, y entidad pública, en la oficina nacional de presupuesto y en el ministerio de economía, planificación y desarrollo. En él no participa el territorio, la municipalidad, actor central y rector del desarrollo territorial, conocedor y padecedor de la problemática menuda y mediana que, ciclo tras ciclo, el olvido almacena en las esperanzas rotas del Estado.

Esta perspectiva juega en contra del territorio, en virtud de que el modelo presupuestario orquesta un presupuesto, ajeno, sin dar una lectura a las necesidades que afectan y separan, del estadio del desarrollo, a las entidades entramadas a las cadenas de valor del territorio. Por otro lado el sistema legislativo no interviene, desde el territorio, en el proceso de cuantificación y/o cualificación de la problemática municipal objeto del sistema nacional de inversión pública. Ambos modelos, el sistema presupuestario y el legislativo, tienen que ser sometidos a un proceso de revisión sistémica a nivel funcional gerencial, operativo y traslativo articulada, como matriz de trabajo, en el Senado Territorial.

En el marco del esquema del Congreso no es posible que el modelo presupuestario, vigente, incorpore las necesidades del territorio toda vez que el ciclo presupuestario, y legislativo del, presupuesto público deja de lado a la municipalidad, y eje transversal, a la vez base de la pirámide del sistema integral de planificación del Estado y el propio sistema de inversión pública.  Las pequeñas y medianas obras las filtras el conflicto de intereses de los actores del mercado, quienes cambian el curso de la macro visión del gobierno en desmedro de la cotidianidad ciudadana donde se incuba la democracia y que la estructura funciones poderes del Estado, tradicional, relega. He aquí donde cobra fuerza las propuestas del Poder ciudadano, el referéndum  revocatorio ciudadano, el debido proceso ciudadano, y la soberanía ciudadana llamadas, todas, a colocar y hacer del ciudadano el centro del sistema político de la Republica, el propio Estado y el gobierno.

Un aspecto, no menos importante y, sobre todo, responsable de la inserción de  las pequeñas y medianas obras, territoriales, en el sistema presupuestario lo constituyen el alto costo del dinero, el riesgo bancario, país, mercado, la falta de titulación de la propiedad privada y la ausencia de una política de mercado seguro alrededor del aparato productivo en sentido general.

El costo del dinero, bancario, saca del mercado al sector motor y dinámico, multiplicador, del proceso de generación de riquezas, divisas, ingresos y empleos productivos, el vinculado al sector de la micro, pequeña y mediana empresa.
  
Ante este cuadro, desalentador, del mercado, y sobre todo perturbador de las entidades entramadas a las cadenas de valor del territorio, se hace más que necesario la creación del Senado Territorial, el cual ha sido concebido para organizar las fuerzas productivas del territorio alrededor de la agenda y la estrategia de desarrollo con miras a colocar en primer, plano, la problemática que traba el proceso de generación de riquezas en el contexto de la ruta y el tránsito hacia el estadio del desarrollo.

Las micros, pequeñas y medianas obras, territoriales, en el modelo del Senado Territorial, pasan a ser el actor central, motor y rector del nuevo modelo productivo nacional articulador, por demás, del resurgir del desarrollo rural urbano a partir del modelo productivo finca, aula, productivo eco turístico.

la Oficina del Senado Territorial ha de funcionar a partir de agosto 2016, a la vez que el Senado Territorial estará integrado por un Senador Territorial y Sectorial designado, a su vez, por cada sector y/o entidad entramada a las cadenas del valor agregado del territorio.

El Senado Territorial apuesta por la puesta en vigencia de un modelo productivo participativo y rector del desarrollo rural urbano a instaurar a partir del verano del 2016.

Por el estadio del desarrollo, Senado Territorial.

Hato Mayor merece lo mejor.


Miguel Angel Severino 

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