El
pacto por la impunidad y la corrupción es
una lección no aprehendida del legado moral, hostosiano, del profesor Juan
Bosch quien tuvo a bien y honra gobernar los destinos nacionales durante siete
meses sin renunciar al decoro, al pudor, a la ética y a la moral pública.
Sin
embargo, sus alumnos sin ser herederos de fortuna o vestido de la suerte, en lotería,
han amasado mas ‘’riqueza’’, con el menor esfuerzo productivo, que toda la burguesía,
de la Republica, durante el siglo xx y lo que del siglo xxi.
Y
lo peor de todo es involucrar al Estado y al Gobierno en toda una cadena de actos
y conductas en una actitud que procura vestir de desvergüenza a todos por
igual.
De
cara al país, a la nación y a toda la sociedad en su conjunto el PIC, pacto por
la impunidad y la corrupción, en modo alguno nos revela conocer el alma impura
y la ambición desmedida por el amor al dinero y a las finanzas ajenas que por
desventura compete al Estado sustraer vía un estercolero modelo tributario.
De
ser cero (0) el presupuesto público y de no existir la voluntad soberana del
Estado para vivir del erario no fuera posible ni tener razón alguna la firma del
pacto por la impunidad y la corrupción.
Pero,
el pecado capital del PIC deviene del hecho de cercenar la democracia y
arrebatar los derechos ciudadanos, electorales, de y para elegir y ser sujeto
de elección política a nivel partidario y de cara a representar al partido en
la boleta electoral en el plano municipal y provincial.
De
igual modo y manera el pacto por la impunidad y la corrupción castra el derecho
y las aspiraciones, democráticas en términos políticos, para optar por ascender
a la estructura de dirección a través del voto y la participación que otorga el
sistema político en la cadena de relevo a lo interno de toda organización política
democrática.
El
Pacto por la Impunidad y la Corrupción nos lleva al estadio, superado en el país,
de la dictadura, pues pretende, el PIC, anular los derechos ciudadanos,
electorales, a la vez que crear un entramado político para asaltar el Estado y
el Gobierno.
El
PLD procura mediante el PIC recrear a la vez que procura construir, ante la
complicidad de la militancia peledeista y una sociedad de bajo perfil moral, un
sistema de impunidad y complicidad para el reparto en re menor de las finanzas
y las arcas del Estado en franco perjuicio de la nación, del pueblo y de cada
ciudadano en particular.
Más
de cincuenta mil dirigentes y militantes, a lo interno del partido de la
impunidad y la corrupción (PLD) hoy no podrán cristalizar sus metas de aspirar
a una posición legislativa y municipal, y sobre todo a lo interno de la
estructura organizacional se castra el derecho a ser postulado y postular para
los puestos reservados del Comité Político y el Comité Central a nivel
nacional, regional, provincia y municipal.
El
Pacto de y por la Impunidad y la Corrupción promueve una sociedad sin valores,
sin pudor y sobre todo carente de moral ciudadana.
Un
Estado / Gobierno sordo al reclamo de la sociedad por un Estado Municipal
doliente ante la problemática nacional y territorial que nos haga sentir y ser
una nación centrada en valores.
Un
Estado tardío, y extra legal donde más
del 90% de las tierras (urbana, suburbana y rural) carecen de título de
propiedad. Un Estado donde la población rural ha tenido que abandonar el campo
por la inseguridad jurídica, financiera, patrimonial y social. Sin embargo hay
espacio para un pacto por la impunidad, la complicidad y la corrupción.
Hemos
llegado al estadio naciente de una dictadura sin respaldo moral ciudadano tras
el Pacto por la Impunidad, la Complicidad y la Corrupción.
Hagamos
un alto, pues puede ser tarde de no repudiar tales pretensiones de quienes nos
gobiernan embriagados por el trago amargo de la desvergüenza moral ciudadana.
La dictadura es el estadio que el devenir presente nos depara de manos de los peledeistas, traidores de Juan Bosch, de la Patria y del legado de Duarte, Sanchez y Mella.
Miguel
Angel Severino
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