Si bien es cierto que la tradición, conjunto de bienes culturales
transmitidos de generación en generación (en una comunidad dada) comporta y
fortalece la identidad y el legado cultural no es menos cierto que aferrarnos,
como norma invariable, a las tradiciones se erige en uno de los grandes obstáculos
tras el estadio del desarrollo territorial.
¿A qué viene esto?
Nos vamos a referir a unas de las tradiciones, la partidista, que,
aun, en pleno siglo xxi nos quiere imponer el sistema de república:
a) Convocar cada
cierto tiempo a los ciudadanos para escoger a las autoridades por un determinado
espacio de tiempo,
b) Delegar en
las autoridades la representación, ciudadana, en la toma decisional desde el
Estado, el gobierno y sus instituciones
c) Ignorar, a
los ciudadanos, las autoridades durante todo el tiempo que dure el mandato
d) Que los
candidatos municipales, legislativos y a la presidencia se autoproclamen de espalda
a la ciudadanía,
e) Las autoridades
electas gobiernan sin rendir cuentas y son ser sometidas a la soberanía y al poder
ciudadano.
Estas tradiciones, decisionales, y sobre todo la de autoproclamarse
los candidatos sin pasar por tamiz de la ciudadanía, desde el territorio, se ha
erigido un obstáculo cuasi insalvable y que retrata en cuerpo y alma el estadio
del subdesarrollo del modelo de república.
Esta problemática es el
primer desafío a superar por el presente, la ciudadanía activa.
No es posible dar por sentado seguir el pasado a juntillas. La tradición
de aceptar como bueno y valido el que alguien se auto proclame candidato es un
acto despreciable a superar.
Ese desprecio por la ciudadanía que representa la proclamación de
los candidatos municipales, legislativos y a la presidencia de espalda a la ciudadanía
es un acto de soberbia y rebeldía barata.
Ir tras el estadio del desarrollo territorial implica dar al traste
con dicha postura, conducta, y tradición.
Lo ético y conveniente es permitir a los ciudadanos, a partir de
un perfil, preseleccionar a los posibles candidatos municipales, legislativos y
a la presidencia y someterlos a una agenda de consultas y conversatorios con las
organizaciones territoriales, los agentes productivos (familias y empresas) y
los ciudadanos en sentido general. Aquellos mejor valorados y obtenido la firma,
respaldo serán los candidatos a participar en las elecciones en cada certamen electoral,
valga el pleonasmo.
Hay tiempo suficiente y madurez social y ciudadana para iniciar la
ruptura del modelo tradicional.
Continuaremos..
Miguel Angel Severino Rodríguez
Gobierno Ciudadano
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