viernes, 12 de agosto de 2016

Carencias del Estado tardío



El Estado es la última institución en despertar, y de evolucionar tardío. Desde su concreción y construcción teórica, a partir de John Locke, y pasando por Rooseau, mantiene idéntico su modelo y estructura funciones, poderes, en una regresión histórico cultural y antropológica contraria a la naturaleza y a las leyes del devenir histórico y a la dialéctica y genética de las teorías de las instituciones, y al proceso de crecimiento y complejidad de la sociedad, del mercado, de los agentes productivos y las organizaciones entramadas a las cadenas de valor agregado del territorio, y en especial de la familia y de la propia ciencia.

Pero, pareciendo padecer una sinopsis  regresiva el Estado posguerra ha visto envilecer y envejecer la jurisdicción, y el Poder Judicial, y la función legislativa. Hoy, en el siglo xxi, la interdependencia y la autonomía funcional, gerencial, política, institucional y operativa de los poderes del Estado es una partitura en re menor. La jurisdicción ha sido relegada a un subsistema político, y la función legislativa, el Congreso, ha devenido ser un sello gomígrafo del Ejecutivo.

La teoría de las instituciones, en el marco de la ciencia de la administración (y sus procesos etapas de comunicación, planificación, organización, dirección y control), y la doctrina de la división del trabajo pautan la directriz que norma y regula la dinámica del crecimiento, cambio, y la complejidad en el contexto dialectico y la dinámica de las organizaciones en el devenir presente. Esta perspectiva ha sido ignorada y hoy tenemos un estado, de, carencia del Estado que lo erige en el  obstáculo mayor del estadio del desarrollo proscrito desde el envejecimiento inconcluso de la Revolución Industrial al caer otoño del 1914.

En pleno siglo xxi el Estado opera, de espalda al proceso de crecimiento, cambio y complejidad experimentado por el mercado, la sociedad y el propio sector público, con la misma estructura, envejecida, del modelo Estado moderno del siglo xvii.

Pero, lo grave del caso es que el Estado, dominicano, aun carece de un Régimen Territorial, de Jurisdicción constitucional, y de un Régimen de Ciudadanía. Contrario y de espalda a la evolución de la sociedad, y a los objetivos que cumple el Estado moderno, la teoría de las instituciones no ha superado la perspectiva soberana del pueblo de cara a la matriz ciudadana, y en procura de configurar el Estado Ciudadano, y de erigir, dar rango constitucional, al Poder Ciudadano, al referéndum revocatorio ciudadano, y a las nuevas funciones tareas poderes del Estado, Poder Contralor, Poder Municipal, y Poder Electoral, que requiere el proceso de eficacia, eficiencia y economicidad administrativa.

El modelo urbano del Estado, ministerial, jurisdiccional y legislativo y el envejecimiento de los sistemas administrativos han permitido la vigencia de la ineficacia al tal extremo que el recurso productivo, tierra, pertenezca a la jurisdicción, inmobiliaria, y con ello exhibir el hecho cierto en que más del 90% de las tierras urbanas carezca de título de propiedad. Algo igual sucede con las tierras con vocación agrícola. Esta anomalía, jurisdiccional inmobiliaria, se ha erigido en un traba de cara al mercado, al desarrollo inmobiliario, turístico, agroindustrial y urbano en sentido general.

En el ámbito sistémico, administrativo, el Estado posguerra carece de sendos sistemas de cuentas y estadísticas nacionales. Esta problemática dificulta medir y obtener el PIB a nivel regional, provincial y municipal, y con ello el PIB nacional, entre otros indicadores necesarios para cualificar y cuantificar el mercado, el modelo productivo y el estadio del desarrollo en sentido general.

La ausencia de los sistemas de cuentas y estadísticas nacionales impacta de manera negativa en el estudio de la problemática que afecta al mercado, a los recursos y a los agentes productivos, y de igual manera a las organizaciones gestoras de las cadenas de valor agregado del territorio. Esta problemática unida a la falta de un sistema de planificación prospectiva, de caracterización territorial e interactiva, afecta por igual a los sistemas de inversión pública y de presupuesto, territorial, respectivamente.

Territorializar el modelo ministerial es un presupuesto teórico, organizacional y administrativo pendiente de, y por, la gerencia moderna ausente en el Estado posguerra. Esta problemática ha contribuido a estacionar más del 57% de la población del país en las provincias periféricas y el Gran Santo Domingo (San Cristóbal, Monte Plata, San Pedro de Macorís, Santo Domingo y el Distrito Nacional). Ellas retienen en un alto % la inversión publica en desmedro del resto de las provincias y de la población lejana al centro urbano del Estado.

Un tercer problema, presente y derivado de la ausencia de los sistemas de cuentas y estadísticas nacionales y de planificación prospectiva y el estudio de la problemática territorial, es la ausencia del diseño de políticas públicas, de la agenda de desarrollo territorial, del plan municipal de desarrollo, de los perfiles, propuestas y proyectos de inversión publica y del anhelado presupuesto territorial. Atacar con eficacia esta situación adversa ha de permitir al Estado estacionar la población en el territorio de origen, descongestionar el transporte y reducir el gasto operativo de las grandes y medianas urbes. La insalubridad, la falta de agua potable, y el exceso de desechos sólidos y estercoleros provienen de la alta concentración de la población en el casco urbano del Estado.

Por otro lado, la debilidad institucional del modelo urbano ministerial y del Estado es harto evidente en un entramado de vicios a corregir una vez encarado el tema de las reformas del Estado posguerra a partir de la compleja problemática, enhiesta, que carga su envejecido patrimonio funcional, gerencial, operativo y toda su estructura sistémica pendiente de renovar y adecuar a los cambios experimentados en el devenir histórico por la sociedad en su conjunto.

Nos quedan las tareas pendientes de repensar y modelar el Régimen Territorial, el Régimen Ciudadano, el Régimen Jurisdiccional, el sistema de interdependencia de las funciones, poderes, del Estado, y sobre todo un modelo funciones poderes acorde al proceso de crecimiento y complejidad de la sociedad y los objetivos modernos del Estado.

Ha sido tarde la configuración de las carencias del Estado. Sin embargo, nos queda tiempo para tan noble propósito y desafeo..

Miguel Angel Severino Rodriguez
Contador público



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