La república
Es el sistema político jurídico
por excelencia. Su presupuesto teórico, doctrinal, y filosófico se centra en el
imperio, soberanía, y jerarquía de la ley desde una perspectiva igualitaria en términos
identitario, y el presupuesto institucional en la constitución.
La ley, en la república,
constituye una política de tipo instrumental en tanto tiene por objeto
encuadrar el poder, a la vez que procura controlar el uso arbitrario, de poder,
de parte de las organizaciones, organismos y la respectiva estructura de mando.
Un rasgo distintivo y característico
de la república lo constituye el modo de escogencia del alto mando del sistema
de funcionariado burocrático que consagra la teoría de la representatividad, la
cual se manifiesta en la toda la estructura con derecho a voto. En el modelo
republicano el elector representa el tramo inferior, de base, del entramado jerárquico,
de y en su legitimidad y soberanía identitaria.
El derecho,
la autonomía, y voluntad soberana completan la matriz estratégica institucional
de la república, en tanto toma cuerpo como forma de gobierno donde se atribuye
al pueblo la gestión de la soberanía, y el ejercicio delegatario del poder vía
el funcionariado consagrado en el sufragio donde es actor central.
En síntesis
el imperio de la ley da cuerpo y soporte a la república, ente rector institucional, que a su
vez viene consagrada por un concierto de figuras que la caracterizan tales
como: periodicidad en los cargos, publicidad de
los actos de gobierno (no dando lugar al secreto de Estado), responsabilidad de políticos y funcionarios públicos, separación y control entre los poderes, soberanía
de la ley, ejercicio, limitado, de la ciudadanía, quien pone y depone, práctica del respeto, y no la intolerancia, con las ideas opuestas, igualdad ante la ley, e idoneidad como
condición de acceso a los cargos públicos entre otros no menos importantes.
Es importante
destacar que la república
es el gobierno de la ley. (No olvidar que la democracia es el gobierno del
pueblo).
El Estado
El Estado es el
entramado institucional encargado de ejercer el gobierno, de la república, a la
vez de aplicar las leyes en un territorio dado.
Envejecimiento del modelo
La sociedad del siglo
xxi es testigo del envejecimiento institucional y programático del sistema político
de la república. Sus tres pilares: la división de poderes y su control sistémico,
la participación política activa, ciudadana y la representación de las
distintas clases en el entramado institucional del gobierno han fracasado
respecto a las tareas pertinentes con miras a alcanzar el estadio del
desarrollo, y el bienestar ciudadano.
Esta realidad nos
obliga a una ruptura del paradigma en tanto sugerir la construcción de un nuevo
modelo, sistema político, de república ciudadana.
La república ciudadana
Si bien es cierto que
la república ha jugado un rol destacado en la historia, sobre todo en el
proceso de fortalecimiento institucional democrático de los Estados, las
naciones, los gobiernos y las sociedades en su conjunto, nos es menos cierto
que no hemos llegado al estadio superior ciudadano. Hoy más que ayer se hace
necesario mudar de la ley, y de las teorías de las instituciones como ejes
transversales del sistema político de la república hacia la construcción de la república ciudadana centrada en la generación de
riquezas, divisas, ingresos y empleos productivos.
El estadio del
desarrollo, para la sociedad del siglo xxi, hay que centrarlo en el ciudadano a
la vez que erigirlo a partir de las entidades entramadas a las cadenas de valor
del territorio.
Para lograr hacer del
ciudadano el eje rector y centrar de la república se requiere de una nueva teoría
institucional, ciudadana, caracterizada y a la vez que incorpore las figuras
del Poder ciudadano, el referéndum revocatorio ciudadano, el debido proceso
ciudadano, la soberanía ciudadana, un nuevo régimen territorial municipal
provincial y regional. De igual modo la república ha de tener un Estado
ciudadano, y un modelo burocrático, funcionariado, así como un sistema
legislativo territorial, la alcaldía territorial en calidad de eje transversal
del sistema de finanzas publicas y presupuestario.
La república ciudadana,
en el contexto de la democracia triangulada, requiere por igual de un nuevo
sistema, estructura, de gobierno, territorial, centrado en los consejos de
desarrollo municipal, provincial y regional entramado al consejo nacional de
desarrollo.
Estado ciudadano
El Estado ciudadano
representa la evolución holística de la sociedad del siglo xxi a la vez que una
visión ciudadana mesiánica que se erige una estructura poder, órganos,
funciones poderes tales como las siguientes: Poder ciudadano, Poder ejecutivo, Poder
legislativo, Poder judicial, Poder municipal y el Poder contralor. Este modelo procura
crear sitúa al propio Estado en una perspectiva evolutiva a la vez que modela una nueva estructura de gobierno.
El Estado, ciudadano,
ya no parte de un sistema de república que rinde culto al ente abstracto de la
ley, a la teoría de las instituciones, sino que da un salto cualitativo a la
vez que mira al hacia el ser que da sentido y contenido a la propia república,
al Estado, al gobierno, al territorio y a las organizaciones per se, el
ciudadano.
Gobierno ciudadano
El gobierno ciudadano
es un nuevo paradigma que trae consigo la democracia triangulada. Pues en él es
el ciudadano el actor, rector y central del proceso administrativo, sobre todo
decisional, en tanto es el objeto de estudio de la gestión de gobierno y eje transversal de la república, el Estado, el
propio gobierno, del presupuesto programático, de la nueva visión y misión holística
del sistema político, y en particular del sistema de mercado.
El gobierno ciudadano
tiene como punto de partida la alcaldía territorial, y el senado territorial,
donde se inician, entre otros, los sistemas presupuestario y legislativo de la nación,
respectivamente.
La república ciudadana
es todo un concierto ético y moral que responde a los requerimientos tardíos
del estadio de la evolución del Estado y todo el sistema institucional democrático
inspirado en el estadio del desarrollo ciudadano, valga decirlo.
Miguel Angel Severino Rodríguez
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