Miguel Severino Trinidad, fue músico
(guitarrista) y cantor de trovas propias. Su maestro fue la vida misma que le
hizo ser silueta frágil, concierto y poema vestido en el bosque tropical
viajero indecible de los Haitises desconcierto.
Allí pudo desafiar el otoño de la
vida y recorrer mil aventuras en re menor tejido por el viento, y arriscado por
las olas y las horas veleros del tiempo preso por el orto dejado en el cáliz de
palmeras y primaveras por ajenas y desnudas.
Mi padre fue autodidacta, maestro de
sí mismo y profesor de inquietudes mar afuera.
Fu mística su visión insigne de
maestro, y, mas, allá, trepado en trepada alta, el Mogote, la Loma, el Rancho,
el Cercado, Vicentillo, el Cabao, Mango Limpio, allí doquier la misión le hizo
preso de un vivir prestado pudo su honor, ebrio, irreverente y fuerte compartir
las horas de maestro.
Dejo alquilada en la psiquis de toda
una generación de alumnos el porvenir prestado de sabiduría para que cada grupo
pudiera compartir del bien la historia de su peregrinaje sus lecciones morales académicas.
No solo fue alumno de la vida,
maestro en las escuelas y profesor al detalle de la ciudadanía, por igual dejó sus huellas inventadas en sus hijos que hoy
tras el tiempo propio por ajeno dedican al quehacer de la enseñanza sus sabias
prioridades de bien, favor y en favor de
un pueblo hambriento de palabras y pobre de sabiduría trocada a destiempo.
Mi Padre, fue maestro en sol mayor,
fue de palabra cierta y sabiduría entrecortada para vestir en el cáliz y en el
viento la desnudez podrida impuesta por desde la infeliz matriz de aquellos
aciagos doce años.
Fue creador e inventor de la ADP, asociación
dominicana de maestros, profesores. Junto a Enrique De León abrieron las aulas
de la conciencia del maestro y de la educación en las décadas de los sesenta y
setenta. Fue una lucha de cicatrices aulas y maestras. Hoy la ADP lo celebra
ajena a sus promotores.
Mi Padre, Padre, lo fue toda la
vida, maestro y Padre, alumno creado, y consejero inventado en cada detalle
pastoril del ciudadano pueblo que en su verbo pudo ver el rostro del presente y
la cara del futuro.
Miguel Severino Trinidad, aun vaga
en la memoria ajena ciudadana. Hoy como ayer, unos que otros, pasajeros de la
vida lo recuerdan recostado en la bitácora de un verbo o en la nota cicatriz de
la lección dada por aprendida y manifiesta de coraje singular.
Mi Padre, hizo hombres y ciudadanos
de bien en su provincia hatera y toda una región, legión, de profesores y
maestros.
Hoy que es del Padre día no puedo
que el puente vea pasar las horas movedizas de las aguas sin recordar su
riachuelo aprendizaje y lecciones cristalinas vestidas de pureza.
Al él le ori decir: Hato Mayor
merece lo mejor..
Si hay un Padre digno y justo,
sabio, y libro abierto en cada aprendizaje de la vida lo has sido, Tu, Maestro
de ayer, hoy y de siempre, Miguel Severino Trinidad.
No puedo más pedirte, bendición,
agradecido hijo.
..si tengo de ti, un Voto, el voto de tu dicha, Padre.
Miguel Angel Severino
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