Yo creo en la
calidad, pero sobre todo hay erigir el material que nos permita crear la
calidad filosófica, epistemológica, fenomenológica, cogitiva, cognitiva,
cientista, doctrinaria, ideologice..
Sobre todo aspiro a
una universidad donde la investigación, el desarrollo y la trasferencia de tecnología
constituyan su rutina de trabajo
Aspiro a una
universidad donde el alumno y el aula sean un plan piloto, un laboratorio, y
una plataforma académica para la investigación
Aspiro a una
universidad que forme al profesional que requieren las estadidades y el proceso
entramado a las cadenas de valor del territorio..
Creo en una
universidad rectora del proceso de investigación, del desarrollo tecnológico y científico,
y a la vez paradigma del cambio y fuente e inspiradora en tanto creadora de los
sistemas de generación de riquezas, divisas, ingresos y empleos productivos.
La universidad
dominicana requiere de inspiración, creatividad, de identidad académica y filosofía
docente.
El país no debe
permitir que la universidad autónoma de santo domingo sea convertida en un
partido político, o en un escenario de lucha para depredadores y parásitos del
erario.
La Uasd no es más
que la lucha por administrar un presupuesto de gastos e inversiones, y no un
presupuesto filosófico, académico y cientista.
La Uasd debe
superar el estadio del atraso, parasitario, en que la ha sumido una claque
partidaria y minusválida en términos intelectuales.
Si bien es cierto que
somos la universidad primada de América, no es menos cierto que somos un aula
de payasos con el peor libreto docente.
La Uasd debe forjar, formar, al funcionariado burocrático,
a los legisladores, a la municipalidad, a la judicatura, al empresariado del
presente, porvenir, desde una perspectiva rentable en términos filosóficos, académicos
y moral.
Nos falta una visión
emprendedora uasdiana..
Todavía, aspiro a
que el país, el mercado, y las estadidades entramadas a las cadenas de valor
del territorio pueda con ribete de orgullo decir, a los cuatro vientos, tenemos
la universidad del siglo xxi.
Miguel Angel
Severino
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