Ayer estuve de visita, en los campos
de hato mayor del rey, casa por casa, recogiendo impresiones del hombre rural
urbano.
El sábado lo había hecho en arroyo
rico, magua, las canitas, sabana de la mar y el valle.
Y más que saber la aceptación de la
gente lo que me preocupa es la condición social, humana y de mercado por lo que
atraviesa el hombre rural urbano.
No puede ser peor la pobreza, la
miseria y falta de confianza que la gente expresa respecto a los partidos, los políticos
y sobre cuando se refieren a los funcionarios de la provincia y sobre todo a
los de hato mayor del rey.
Sin embargo no todo está perdido. Una
vez que iniciamos un dialogo en firme y
a partir del conocimiento e la propia realidad y las reales
posibilidades de relanzar la empresa familiar agrícola, la aldea rural urbana
modelo de fincas aulas agropecuarias desde las entidades entramadas a las
cadenas de valor del territorio la gente aprecia una perspectiva, una
oportunidad, real, hacia el estadio superior del desarrollo desde su propia cosmos
visión.
Y si bien es cierto que en la zona rural no hay espacio para más pobres,
miseria, pobreza, demagogia barata y engaño,
no es menos cierto que aún quedan sueños por construir.
No es posible que en pleno siglo xxi
la reforma agria, el instituto agrario dominicano, no hay podido titular la
tierra en manos del hombre rural, y peor aun que haya tierra comunera en el país
y que la tierra donde se asienta la municipalidad carezca de titulo.
El modelo burocrático del Estado asigna
poco valor a cualificar y/o cuantificar
la propiedad privada, pilar del desarrollo y sobre todo de todo proceso de generación
de riqueza, divisas, ingresos y empleos productivos.
A nuestro juicio, parecer, y el de
cada uno de los técnicos que nos acompañan en el presente recorrido y estudio
de la problemática del territorio, en nuestra provincia y toda la región, lo
constituye, sin lugar a dudas, el problema de la titulación de la tierra de la
reforma agraria, comunera y de la
municipalidad.
No me interesa el hecho de que
nuestra candidatura haya y este calando, de manera profunda, en la provincia. No
obstante, es una real preocupación del hecho de que la gente sienta, vea,
observa y concluya en decir, sentenciar en que todo está perdido. Que hay
esperanza en el modelo de gestión y que, en particular, han perdido la fe, la
esperanza, en los partidos, los políticos y los propios funcionarios.
Ahora bien, la gente, una vez
iniciamos un conversatorio amplio y a la vez que pasamos revista a la problemática
y a las posibilidades reales de construir y erigir el desarrollo, a partir de
sus cenizas vemos y observamos que hay una luz en el túnel, posible.
No todo está perdido.
Y, justo mañana iniciamos el proceso
de titulación, en firme.
Esta gestión, corporativa, en y con el
instituto agrario dominicano, iad, las asociaciones de parceleros de la reforma
agraria de la región este del país, y de hato mayor en particular, y unos 30
abogados, designados por el Consejo Regional de Desarrollo Territorial ha
venido a llenar un vacío institucional, en términos de permisura y la
temporalidad de los procesos burocráticos que nos dice que no todo está perdido
y que hay esperanza, sueños posibles y ilusiones a alcanzar desde el
territorio, con la participación y el liderazgo del hombre a quien el problema,
el drama y el conflicto parecían vencer ayer.
Hay aún nos queda mucho por hacer. Manos
a la obra!
Miguel Angel Severino
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