La
Universidad Autónoma de Santo Domingo, Uasd, y el Estado son dos de las
instituciones, en el mundo, que han permanecido sin evolucionar en el tiempo. La
praxis académica, científica, técnica, tecnológica, y filosófica es escasa. Las
teorías y los sistemas administrativos están ausentes en toda la estructura
funcional, gerencial, y operativa. La investigación y desarrollo en el campo
del saber, el conocimiento científico y filosófico es lenta y tardía. En síntesis
la Uasd es una regresión temprana y un
modelo de entropía a reparar con carácter de urgencia.
Las
teorías de sistema, organización, complejidad,
y planificación prospectiva han perdido
contacto con la realidad uasdiana al extremo de que el personal administrativo,
ejecutivo, y gerencial no ha participado en un proceso de trabajo formativo,
interno, con miras a garantizar la eficacia y eficiencia institucional que
requiere el proceso de crecimiento, cambio y complejidad experimentado por la
ciencia, la sociedad en el contexto de la visión, misión, valores y objetivos
que cumple una Universidad de cara al
siglo xxi y su rol en el contexto del estadio del desarrollo.
En
la Universidad pulula la Uasd y de ambula la ciencia.
El
personal administrativo carece de formación, de método, y la propia Uasd de
normas y teorías complejas de desempeño burocrático. La ausencia de gerencia, y
protocolo y ética gerencial es harto evidente y a la vez que obstruye la
eficacia y eficiencia institucional. El personal ejecutivo, en toda la
estructura uasdiana, carece de formación y en ocasiones solo logra articular la
idea, propósito, de que labora por un salario sin el sentido de horario y
compromiso administrativo mas allá de llegar tarde y salir temprano.
La
abulia es la norma que norma la ‘’gerencia’’ burocrática uasdiana si vale el
termino.
Cada
unidad administrativa se comporta como el todo y a la vez es ajena a las partes
de sí misma y de la propia burocracia universitaria. Cobrar y pelear por un
puesto, salario, es el grado técnico científico superior que predomina en toda
la estructura funcional, gerencial y organizacional y de mando en la Uasd.
La
teoría de sinergia es mal vista entre sí por cada una de las unidades
administrativas. La falta de coordinación entre las aéreas y dependencias obstruye
y opaca el desempeño institucional. La principal
tarea uasdiana es el horario tardío, y en, segundo nivel, ser parte de un grupo,
candidato a rector y a vicerrector, de bajo perfil partidario al extremo de
hacer de la Universidad un subsistema político envejecido y de escasa
rentabilidad académica.
La
Constitución, las leyes, los convenios, la ciencia, los planes, y métodos de
trabajo no forman parte de la agenda operativa del funcionariado uasdiano. El técnico,
funcionario y empleado no tiene con el hábito, la cultura, del estudio y
lectura de la norma de la nación, y de la propia universidad, así como los
avances en la teoría de gestión institucional. La filosofía institucional de la
Universidad, mal diseñada, es ajena al personal técnico administrativo y
docente, por igual.
El
miedo al saber hacer, y a la norma regulan la abulia y el comportamiento, el carácter
y la actitud desgana del personal ejecutivo, técnico y administrativo en
sentido general. Las metas, propósitos, objetivos, y planes viven el sueño
eterno del olvido y la indiferencia colectiva.
La
Universidad está llamada a despertar, desde su interior letargo, y erigirse en
un proceso dialectico cognitivo, epistémico, y gerencial de cara a configurar el modelo universitario
que reclama el estadio del desarrollo propio, de la sociedad, el Estado, el mercado
y los agentes productivos, y de manera particular la familia y la ciudadanía.
La
Uasd es un conuco académico creado por obreros de saber callejero y sobre todo
carente de formación técnica y especializada. La ciencia administrativa y el
saber organizacional se han quedado en las aulas y les ha sido imposible descender o ascender
al personal ejecutivo, gerencial y administrativo.
La
Uasd tiene que iniciar por reemplazar y superar el perfil curricular del
personal a todos los niveles administrativos.
Miguel
Angel Severino Rodríguez
No hay comentarios:
Publicar un comentario