Las Cañitas es un
pueblo pesquero, fundado hacia 1780 por
familias canarias provenientes de Samaná. Su gente cálida y trabajadora desvive
de la pesca y la agricultura, sobre todo del cultivo del arroz, el cacao, el
coco y la agricultura de conuco.
Las Cañitas, comunidad
de suelos fértiles y de edénicos paisajes huele a salitre, a nostalgia, a pobreza, y al
peor del abandono y del olvido de parte
del Estado y los gobiernos sucedidos en el tiempo.
Allí todo es precario,
poco y musgo. Aun el sol, que sale vestido de manglares cada mañana, juega al olvido tarde para ausentarse con la
lluvia ajena, dejando sus huellas mal olientes en un tramo carretero de más de
tres décadas de abandono.
Las
secciones rurales, de las Cañitas, Magua, Capitán, Río Arriba, las Avispas, la Loma, Arroyo Rico y Cabezú tienen
tres de siglos de espera. Una espera por el desarrollo que no tiene padrinos,
escribas, dolientes, y cómplices. Allí las autoridades pasan a sembrar olvido,
mostrar esperanza y llevar tras de si un voto musgo en cada coyuntura
electoral.
El Distrito
Municipal de las Cañitas viste de pobreza boutique.
En una comunidad que
ayer fue una aldea prospera en términos de recursos pesqueros, agrícolas, de
tierras fértiles, de gente laboriosa hoy viste de pobreza boutique.
Las Cañitas hoy es una fábrica de pobres y pobrezas a granel. Tiene más 670 hogares pobres y más de 210 hogares en
extrema pobreza. La pesca y los pescadores viven el ultimo capitulo de una
historia triste y que parece carecer de final.
El hecho de que el
63.2% de los hogares tengan algún tipo de contaminación no despertado la conciencia
dormida de las autoridades para ir en su auxilio.
La pobreza, cada vez,
entierra a los muertos en vida y cura a aquellos que no pueden vivir la vida que
soñaron. Allí la pobreza es la escuela para aprender a partir, al exilio, o al
descanso eterno en un viaje, sin regreso, a una muerte temprana y tardía.
No es
posible enderezar el camino cuando vivir, la vida, tuerce sus ramas por el
implacable de la miseria el viento huracanado.
No hay
carretera, en peor estado, ni caminos rurales que inspiren al regreso al sueño troncado
de las últimas tres generaciones que han tenido que desafiar el canal de la
mona para ir en búsqueda del sueño americano. Unos han quedado varados en el
tiempo, otros perdido la batalla y la esperanza en alta mar.
Sin puerto, sin barcos,
sin carretera, sin hospitales, sin escuelas técnicas, sin un parque industrial
pesquero, sin una industria del coco, sin un programa agropecuario para
relanzar el sector arrocero, el sector cocotero y el cacaotalero, aun si, Las Cañitas
y su gente no se rinden. Ella espera por un presente porvenir que la convide,
que la enamore y que la haga llegar al estadio del desarrollo territorial.
Si bien es cierto que
el presente es cruel no es menos es cierto que las Cañitas cuenta con los
recursos naturales y hombres dispuestos a redimir el pasado y apostar por un
mejor destino, presente.
Con miras a ir tras el
desarrollo un grupo de técnico trabaja para constituir la asociación de
pescadores, la asociación de productores agropecuarios y una cooperativa para
desde este entramado integrar a la
comunidad e ir tras el desafío del desarrollo.
Las Cañitas reúnen las
condiciones para tener y desarrollar:
a) un
puerto marina de cruceros y de embarque de la producción local.
b) un
proyecto pesquero
c) un
proyecto turístico, de villas ecoturísticos toda la costa y en las montañas
d) un
hotel costero
e) una fábrica
de harina de arroz
f)
un proyecto ganadero
g) un
proyecto cacaotalero
h) un
proyecto turístico de velero
i)
un proyecto gastronómico, entre otros
El presente juega a
favor del desarrollo. Solo falta volver la vista al terruño de origen con una
actitud desarrollista.
Pronto será convocada
la Mesa Técnica Territorial de las Cañitas para discutir los planes, propuestas
y perfiles de proyectos a desarrollar en el territorio.
Las Cañitas,
y el estadio del desarrollo te esperan.
Miguel Angel Severino
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