El modelo educativo dominicano es
una relación construida a partir del aula, el alumno, el maestro, días, horas,
horario y asignaturas. Y, sobre todo, asignaturas desvinculadas de las cadenas
de valor agregadas del territorio, del mercado, de los agentes, de los recursos
productivos, la cultura, la ciencia y la tecnología y el proceso de crecimiento
y complejidad de la sociedad en su conjunto.
El
modelo educativo nacional, desde la básica, secundaria y hasta la universitaria
dura más de quince (15) anos y a un
costo, por alumno, superior a los tres y cinco millones de pesos.
El premio a todos estos años, de
esfuerzos, y a esta inversión, en adición a distanciar el alumno del nicho
familiar, es un empleo de cinco o diez mil pesos mensuales si hay dicha y
fortuna en lograrlo.
Cuantos (¿?) alumnos y tiempo
perdido en un modelo tardío que entrega bachilleres, técnicos y profesionales
ajenos a un mercado productivo, ausente, que por igual no hemos articulados, a
partir de los recursos productivos de que disponen el Estado, la familia, las
empresas, clúster, y las organizaciones en calidad de agentes productivos.
El éxodo de la población rural hacia
la periférica urbana, en más de un 40%, es un resultado entramado al modelo
educativo y en especial al sistema productivo primario, desarticulado por el
fenómeno de la falta de titulación de las tierras del Estado, los ayuntamientos
y privada.
La temporalidad manifiesta en horas,
horario y meses es otra trampa fatal del sistema educativo tradicional por
llamarlo de alguna manera. En lo que concierne a la educación básica e
intermedia y secundaria estos ciclos se imparten en un tiempo de nueves meses
con unas vacaciones improductivas e innecesarias de tres meses.
El modelo de Estado urbano
multiplica los errores que la falta de un sistema educativo rural urbano
reproduce.
Pero como crear un modelo educativo
rural urbano, y sobre todo que guarde sinergias con las cadenas de valor
agregado del territorio?
La respuesta a esta interrogante nos
parece el desafío a superar.
A nuestro juicio el modelo educativo
territorial ha de partir y contemplar la cultura, la antropología y la historia
del territorio. En un segundo aspecto el mercado, los recursos, y los agentes
productivos y en tercer lugar la ciencia, la tecnología, el proceso de
crecimiento y complejidad de la sociedad, las organizaciones y los objetivos
pautados por el Estado moderno, municipal, ciudadano.
La educación, ya sea básica,
intermedia o secundaria, debe ser continua, y con una o dos semanas de vacaciones
o periodo inter ciclo o curso. De esta manera hay que homologar el modelo
temporal de semestre para todo el sistema educativo, lo significa un ahorro estratégico
de tiempo y recursos extraordinarios y un aprovechamiento del aprendizaje y del
alumno y los docentes.
Ahora bien, pero lo más importante de
nuestra visión educativa y formativa es la de hacer de la educación es
construir la propuesta de Aula Empresa Territorial.
El modelo aula empresa territorial
se erige un proceso educacional formativo entramado a las cadenas de valor
agregado, la cultura, antropología, la historia y los cambios experimentados
por las organizaciones, los sectores público y el privado, el mercado, los
agentes y recursos productivos y los objetivos a cumplir por el Estado
Municipal, ciudadano.
Este contexto y el propio modelo
educativo rural urbano nos requiere pensar, en, un modelo curricular particular
y a la vez diseñado a partir a las demandas y exigencias del territorio. Desde estas
perspectivas el modelo es abierto, flexible e incluyente, a la vez que dialéctico y holístico en particular.
La educación y el modelo han de guardar
sinergias con el aparato productivo (territorial), los valores Patrios, la
identidad nacional (en términos históricos y culturales), la ciudadanía (en
calidad de estadio superior en el contexto del Estado) y sobre la reserva y
memoria ética y moral ciudadanas.
La escuela moderna ha de ser el
primer eslabón de la cadena de valor agregado del territorio, el mercado y los
agentes productivos: la empresa y la familia. Promover desde las aulas, el
alumno y el docente la generación de riquezas, divisas, ingresos y empleos
productivos ha de ser el eje estratégico de todo modelo educativo.
Volveremos sobre el tema.
Miguel Angel Severino
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